jueves, 22 de septiembre de 2011

La Argentina analiza retirar el vuelo semanal a las Islas Malvinas

ADVERTENCIA DE CRISTINA FERNÁNDEZ AL GOBIERNO BRITÁNICO ANTE LA NEGATIVA A SENTARSE A DIALOGAR


La presidenta Cristina Fernández ladeó su cabeza hacia la derecha, un gesto clásico con el que suele anticipar que ofrecerá una definición trascendente. Parada detrás de un atril frente a casi dos centenares de delegaciones extranjeras en el espacioso recinto central de las Naciones Unidas, la mandataria hizo el ademán y dijo: “Pasaron 180 años de ocupación, 30 años de un episodio propiciado por una dictadura asesina que nosotros mismos hemos padecido, diez resoluciones de esta Asamblea y una docena de declaraciones del Comité de Descolonización. Seguiremos esperando un tiempo más, pero si Gran Bretaña no respeta las resoluciones nos veremos obligados a revisar los entendimientos provisorios, como el que permite un vuelo semanal entre Río Gallegos y las Islas Malvinas.”
Como ha ocurrido en cada presentación que los Kirchner hicieron ante la Asamblea General Anual de la ONU, Néstor primero y Cristina ahora reclamaron que Londres cumpliera con los múltiples llamados de la comunidad internacional para que negocie con la Argentina una salida a la ocupación que el Reino Unido viene ejerciendo en el archipiélago desde hace casi dos siglos. Esta vez, sin embargo, al reclamo le siguió una advertencia: si los británicos persisten en su negativa, la Argentina podría cancelar la autorización del vuelo semanal que une a las islas con el continente. La ruta es operada por LAN y parte de Chile, pero desde 1999 hace escala en territorio santacruceño. La aerolínea dispuso para estos viajes un Airbus A320-100/200, con capacidad para llevar unos 170 pasajeros. Para los habitantes de Malvinas, estos vuelos son cruciales porque los abastece de frutas, verduras y otros productos que escasean en las islas.
“Nadie puede alegar dominio territorial a más de 14 mil kilómetros de ultramar. Está claro que es una ocupación ilegítima”, reiteró Cristina ante los representantes de las Naciones Unidas, y repudió los ensayos militares que se produjeron en los últimos meses. “En estos días se han producido verdaderas provocaciones, ensayos misilísticos en mayo y en julio que fueron denunciados ante la Organización Marítima Internacional (OMI)”, manifestó la presidenta, quien además enfatizó: “La Argentina no puede peregrinar durante décadas, como tampoco puede peregrinar Palestina” (ver p. 4).
La mención sobre la situación del país árabe no fue casual. El tema excluyente de esta Asamblea es la probable petición de Palestina para que se lo reconozca como Estado y miembro pleno de la ONU. La tensión política que provoca ese reclamo se percibió dentro y fuera del campus, donde grupos de palestinos e israelíes contraponían sus posturas en pequeñas pero estridentes manifestaciones.
Fue la presidenta del Brasil, Dilma Rousseff, quien abrió la lista de oradores y plantó bandera regional: “Ya es tiempo de que se reconozca el Estado Palestino”, dijo, para no dejar dudas de su postura (ver p. 20 y 21). Luego de las intervenciones del presidente estadounidense Barack Obama y el francés Nicolas Sarkozy, ambos contrarios a la postura palestina, Cristina retomó el camino iniciado por Rousseff: “Creemos que Palestina debe ocupar el asiento número 194 de esta asamblea. La no inclusión de Palestina va a crear mayor inseguridad y condiciones desfavorables para lo que debe ser el prestigio de un cuerpo (por la ONU) que debe representar los intereses de todos los ciudadanos.” Y agregó: “El reconocimiento le quitará la coartada a los que usan la situación de Palestina para justificar acciones del terrorismo internacional (…) Ruego que Dios ilumine a quienes tienen que tomar esta trascendental decisión y que Palestina tenga su lugar. De así lograrlo, vamos a vivir en un mundo más seguro y justo”, resumió Cristina, lo que provocó aplausos entre las delegaciones que seguían su discurso. Luego, el presidente palestino Abbas se acercó a saludar a la presidenta y agradecerle su apoyo en un planteo que concitará máxima atención el viernes, cuando la autoridad palestina se dirija a la Asamblea y luego se escuche la casi segura respuesta del premier israelí, Benjamín Netanyahu.
Como había anticipado el domingo Tiempo Argentino, la presidenta utilizó parte de su discurso para responder una carta de intención enviada en julio por Irán en relación con la causa AMIA. En ese sentido, Cristina dijo que el país aceptará la propuesta de Irán de negociar un canal de cooperación vinculado a la investigación del atentado contra la mutual israelita. “El mensaje que se ha recibido, si bien significa un cambio de actitud del gobierno (de Irán), no constituye una satisfacción a nuestro reclamo, que es el de justicia”, subrayó la mandataria. Sin embargo reconoció que “se trata de un ofrecimiento de diálogo que Argentina no puede ni debe rechazar”. Eso sí: Cristina condicionó cualquier opción de diálogo a que sea sincero y resolutivo. “No aceptaremos maniobras dilatorias que posterguen nuestra intención de encontrar justicia”, concluyó. Sobre el final de su discurso, la mandataria agradeció la presencia en Nueva York de los familiares de las víctimas de la AMIA (ver aparte).
Con la doble imposición de hablar en representación de la Argentina y como presidenta del G-77 más China, Cristina dedicó varios fragmentos de su discurso a evaluar la coyuntura internacional. Como ya lo hizo en otros foros reclamó cambios en el Consejo de Seguridad de la ONU y en los organismos multilaterales financieros. También reclamó medidas para que se limite el tráfico de capital especulativo y se regule la actividad de las consultoras financieras. “Queremos reiterar la necesidad de que los organismos multilaterales de crédito trabajen muy fuerte en una regulación del movimiento de capitales a nivel global y para evitar la especulación financiera”, apuntó Cristina, quien también les adjudicó a las consultoras parte de las responsabilidad por la crisis económica global: “Califican a Argentina como economía marginal y calificaban hace poco a economías a punto de caer en default mejor que a la Argentina.” 
Sobre los cambios en los organismos políticos, la presidenta reiteró la necesidad de modificar el Consejo de Seguridad. “No compartimos la necesidad de ampliar la cantidad de miembros permanentes, creemos necesario eliminar la categoría de miembro permanente y también eliminar el derecho a veto que impide que el Consejo de Seguridad cumpla la función que tuvo cuando fue creado en un mundo bipolar.” El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas cuenta con 15 miembros, pero hay cinco permanentes con derecho a veto: Rusia, China, Francia, Estados Unidos e Inglaterra. Ese es uno de los motivos que explica por qué Londres persiste en burlar las resoluciones de la ONU por el caso Malvinas sin recibir represalias: el cuestionado derecho a veto le otorga ese privilegio.